Sin obviar ni dejar de reconocer que nos encontramos en una sociedad de libre mercado, capitalista y especuladora, aceptemos también que uno de los errores, de los males con letras mayúsculas que asolan el mercado del coleccionismo, es el de dejarse llevar por los prontos, los arrebatos, pagando las ganas por objetos que no siempre valen lo que abonamos por ellos. Este error castiga la economia personal de cada uno de los “lanzados”, y por extensión hace un daño tremendo al mercado y al resto de compradores.
Es la ley de la oferta y la demanda por supuesto, pero los desaprensivos a veces se pasan al aplicar una horquilla de precios abusiva, porque saben que siempre encontrarán incautos que paguen el máximo, y más si pudieran… Existen vendedores que ya preparan expresamente piezas, generalmente postales o documentos de los municipios de personas tras las que van detrás, y por algunos de esos ejemplares que les hayan podido costar 2 euros -o menos, cuando adquieren lotes-, se llegan a descolgar con precios de 30, 50 o más euros. No es la generalidad, pero lo apuntamos para que se vean las escandalosas especulaciones.
No acostumbramos como sabrá el lector a hablar de cifras, por tratarse de una web no comercial; pero nos lo piden y nosotros encantados de poder orientar dentro de lo que modestamente podamos conocer. A lo largo de unos cuantos años de experiencia -próximamente cumpliremos los 45 de actividad-, las habremos visto de todos los colores. Pongamos algunos ejemplos: En una ocasión, un comerciante amigo nuestro nos pide por una postal de nuestro pueblo 165 euros. Era un ejemplar que no teníamos, pero se trataba de una A.T.V. -por consiguiente impresa con una tirada respetable-, y en un estado no muy bueno. Por supuesto que no pagamos las ganas, y dejamos que el espabilado de turno la pudiera colocar por ahí a un precio mucho menor. Por casualidad encontramos en otro lugar la misma tarjeta, de mejor calidad, por la que nos pidieron 10 euros.
En el terreno de la temática y más concretamente en un apartado bien buscado, el de los ilustradores, en un catálogo de subasta vimos una pieza modernista de Ramon Casas, por 60 euros. Pasamos de largo y no pagamos las ganas. Al cabo de poco se dió una nueva casualidad, y con mucha suerte para nosotros, de que en un mercadillo encontramos la misma postal, repetida hasta 14 veces y con lo cual se demostraba de que existía un fondo apreciable, la cual nos dejaron a 2,50 euros la unidad. Por supuesto que las compramos todas, y el vendedor tan contento, conocía el tema, y ya obtuvo su beneficio. Las 14 Casas iguales eran nuevas por supuesto, sin haber circulado, con una conservación impecable. Los coleccionistas filatélicos valoramos mucho más todo aquel efecto circulado, usado, lo que además de la información que nos puede aportar, ya de entrada nos garantiza la autenticidad. Hicimos felices a unos cuantos amigos regalándoles la mayoria de dichas postales.
Una anécdota más y ya acabamos: Otro buen dia, encontramos una archivador repleto de antiguas escrituras de nuestro municipio. Procedimos al consabido regateo, pero sin grandes apreturas dado su buen precio y que el material resultaba de nuestra completa satisfacción como es de imaginar. El vendedor, muy contento con la transacción, y nosotros todavía más. Cuando marchábamos, otro colega le informó de que residíamos en aquel pueblo. El vendedor en cuestión cogió un cabreo monumental, pues tal como le dijo sin ningún rubor a la otra persona, si llega a conocer tal circunstancia nos hubiera pedido 5 veces más. Él ya hizo su negocio, pero la codicia le hubiera dado más ganancias de haber sabido quién era un servidor, y por supuesto si hubiéramos pagado las ganas.
No todos los vendedores, y revendedores o cambistas, son así. Existe gente competente, que además de buena fe son inteligentes, pues saben que a los clientes potenciales hay que cuidarlos, tratarlos bien, lo que por otra parte evita quemar el mercado, como ha sucedido en tantas ocasiones. Esa repetida historia de “matar la gallina de los huevos de oro” se ha producido también a nivel de administraciones postales, y lo que han conseguido con aquellas abusivas tiradas de sellos que muchos adquirían no para el uso en la correspondencia sino para guardar como inversión y que a la larga resultó un sonado fiasco, representando puntualmente un negocio redondo para Correos al vender papel y tinta a veces a precio de oro. Se provocó el hundimiento de la filatelia en cuanto al sello nuevo, con tiradas actuales en nuestro país de 10 inferiores a las habituales de no hace muchos años atrás.
Resumiendo: Malfiaros de los avaros; tened en cuenta que aunque veamos artículos que nos interesen, al haber pasado por la imprenta se editaron a cientos, y un dia u otro los podremos encontrar en mejores condiciones. Lograremos con ello proteger nuestra propia economia, y la de tantos otros coleccionistas. Capítulo aparte son las piezas únicas, las confeccionadas artesanalmente, sin copias ni repetidas, las pintadas a mano por artistas, etc. Ese es otro cantar. Y por supuesto las rarezas antiguas. La negociación y el regateo es uno de los mayores atractivos, la esencia, de los mercados. Pero, sobre todo, NO PAGAD LAS GANAS
Xavier