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   En el mundo de la tarjeta postal, y en el del cartelismo en toda su extensión, lo que debiera prevalecer, lo que más llama la atención y se valora por la calidad e información aportada, son los primeros planos. Por consiguiente y expresado a la inversa, cuanto más alejados de la cámara se encuentren personas, animales o cosas, menos interés tendrán todos ellos, y su precio comercial será además sumamente inferior.

   Nuestros vecinos franceses, maestros tanto en la edición como en el coleccionismo cartófilo, valoran sobremanera esta circunstancia que estamos comentando hoy. Tomando como referencia el catálogo Neudin, por citar el considerado como el más influyente del contexto internacional en este terreno, desde el año 1974, apreciamos una distinción clarísima entre “petit plan” y “gros plan”. Cuando se trata de tarjetas etnográficas, de antiguos oficios, de folklores y tipos y costumbres especialmente, tal consideración, la de los primeros planos, se ve notablemente favorecida.

img026 Se podrían comparar con las fotografias de estudio, pero no tiene mucho que ver en tanto que estas instantáneas están sumamente preparadas, ensayadas, rebuscadas, y generalmente con unos decorados comunes a todos los clientes al tratarse de interiores de establecimientos sedentarios; y a pesar de que esas fotografias acto seguido sean editadas y vendidas como tarjetas postales. Otra cosa bien diferente son las ilustraciones, que entonces sí que hacen prevalecer los primeros planos.

     Al igual que sucede con la Numismática por ejemplo, en la que tanto en monedas como en billetes se valora por encima de todo el estado de conservación, en el terreno de la postal también se pueden aplicar baremos muy amplios, desde el primerísimo plano, incluso con caras y medios cuerpos ocupando todo el espacio del rectángulo, 9×14 cm. para las antíguas, hasta una quinta o más categoria, en la que se muestren de lejos personas, medios de locomoción, y todo tipo de actividades costumbristas, sociales y laborales.

    Para el estudioso, para el investigador en cualquiera de las facetas históricas, antropológicas, de costumbres y artísticas, una imagen captada en un generoso primer plano le facilita enormemente su trabajo y la idea que pueda sacar de aquella vista impresa. Pero muy especialmente cuando se trata de animaciones, lejos de los ejemplares que conocemos como “piedra” y que aún con el paso de los años e incluso de siglos poca cosa habrán evolucionado -portadas y vistas parciales y generales de iglesias, catedrales o santuarios, para que nos hagamos una idea-. Por otro lado,  las calles de los centros históricos apenas han cambiado urbanísticamente hablando, y por si esto fuera poco, en un tiempo y en según qué lugares se dió la mala costumbre por parte de los retratistas de pedir a la gente que desaparecieran del visor de la cámara, para así captar unas “piedras” que efectivamente pocos descubrimientos nos pueden ofrecer con el paso del tiempo.

      Hemos mencionado además la circunstancia artistica, y aqui es donde los creadores plásticos valoran especialmente los primeros planos de imágenes impresas, que les puedan servir para realizar bocetos, apuntes y estudios que a continuación se deriven en todo tipo de obra.

     En el apartado romántico, o de “fantasies” como también dicen los vecinos galos, no cabe duda de que un primerísimo plano de una belleza femenina se agradece, por citar solamente una de las variantes de tan amplísima área cartófila. Y si además aquella instantánea está “iluminada” o coloreada, pareciera que nos encontramos delante de una obra pictórica de categoria.

    Xavier

   Xavier