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    Las tarjetas postales ilustradas más antiguas que se conocen datan de finales de la década de los 1880 y corresponden a ediciones alemanas, corroborando así la zona de influencia germánica -junto con Austria y Suiza- como la pionera en este tipo de producción cartófila, y siguiendo los pasos de los primeros enteros postales, que como sabréis y ya hemos hablado aquí, nacieron en Austria el año 1869.

    Los ejemplares ilustrados aparecieron de la iniciativa privada, al margen de los oficiales enteros postales propiamente dichos, y curiosamente se utilizaron algunos de esos enteros -Deutsche Reichspost. Postkarte. Facial de 5 pfennig, años 1877…- para ilustrar parcialmente el anverso y así dejar suficiente espacio para escribir el texto. Disponemos de varios ejemplares de 1889 con unos grabados topográficos muy finos y en tinta azul (diferente al color con el que estaban impresos los reversos). Fue alrededor de 1904 y según los paises, cuando las administraciones acordaron dividir por la mitad la parte de atrás, reservando de esta forma el anverso enteramente libre para la ilustración o fotografia.

    Sobre los enteros necesitaríamos un amplio espacio para hablar aunque fuera sucintamente de ellos, que ya lo iremos haciendo. Solamente añadiremos hoy un inciso, y es que en Francia y por ley del 20 de diciembre de 1872 se aprobó una pequeña tarjeta  (11,9 por 7,9 centímetros, cuando lo normal de las postales en la época antigua fué la medida de 14 por 9, y en la actualidad de 15 por 10 cms.) sin el franqueo impreso. “Carte postale. Destinée à circuler à découvert en France et en Algérie, de bureau à bureau. Prix 15 centimes” . El usuario pegaba el sello de ese importe, el cual podia ser obliterado con diversas marcas. Los más antiguos que tenemos son de agosto de 1873. Al cabo de unos años y en este mismo país se imprimirian ya enteros como los conocidos entonces en las naciones vecinas. Como se puede ver, resultan más provechosos e informativos los efectos postales circulados.

     En España, las primeras ilustradas conocidas datan de 1892, en número escasísimo hasta 1897 que es cuando ya se encuentran más, editadas tanto por la gran firma Hauser y Menet, como por editoriales alemanas y alguna que otra española. Así pues, los buscadores de ejemplares precursores y sobre todo “incunables”, tienen que beber en las fuentes germánicas como hemos citado anteriormente.

     Avanzan los años y cuando nos acercamos al cambio de siglo es cuando comienzan a aparecer las tarjetas litográficas, de gran predicamento entre los coleccionistas y con unas cotizaciones generalmente superiores. Una serie muy interesante es la publicada el año 1900 por Li. Hermenegildo Miralles, de Barcelona, dedicada a mostrar los escudos ricamente ornamentados de las provincias españolas, obra del dibujante Josep Triadó. 

     Es asombroso poder visionar, y “tocar”, aquellas bonitas litografias, conseguidas gracias a una técnica refinada y de gran perfección para la época. El color en las postales, por consiguiente, lo tenemos desde hace poco más de 110 años.

     Xavier